Tengo mucho que aprender de ti...

Somos dueños de un lienzo colmado de sensaciones, exponiendo va esta obra de arte de la cual formamos parte, en la oronda juventud luciendo orgullosamente vamos su lozanía, sin embargo injustos reclamos al llegar los años le proferimos.

Inciertos nos parecen los rumbos al transcurrir del tiempo, posándose en la justa realidad de cada uno; somos herederos de nuestros tratos, responsables de cuidar, lo que con saña tantas veces decidimos juzgar.

Traje de perfecta talla, adaptable a embates de caprichosos despropósitos; somos expertos malabaristas de un tiempo que quisiéramos inconsciente deslizándose sobre esta heredad llamada piel.

Una piel que nos conoce sin reservas, una piel cubierta de sensaciones, la incomprendida pero incomparable, quién más podría contarnos inmejorablemente, la absoluta verdad vista al espejo.

Aprender de ti se me ha quedado corto, analfabeta de mi propiedad, olvido aquejado; así como las casas abandonadas en ruinas, en medio de campos y montañas, pertenecientes a alguien, sí, pero caídas en la desidia de poseer...

Somos una historia escrita en piel, algún día deshabitada quedará, sería bueno ya abrazarla con cariño y no ocultar el lienzo que en este camino nos arropará...